sábado, 6 de junio de 2009

magia


Puede volar hacia adelante o hacia atrás en línea recta. Subir o bajar en vertical, girar en el aire sobre su cuerpo y detenerse en mitad de la nada y flotar.

Es la libélula, la pequeña reina del cielo que aún puede verse volar antes de que con la llegada del invierno muera.

Si sobrevive a la horda de depredadores de todos los tipos y tamaños ansiosos por comer insectos, a esta pequeña le quedan pocos meses de vida.

La libélula, cazadora incansable, tiene unos grandes ojos compuestos por mútiples lentes o facetas con las cuales explora el mundo que la rodea desde los aires.



Constantemente hambrienta, es un insecto carnívoro y letal, capaz de enfrentarse a enemigos que le doblan en tamaño y fuerza pero que carecen de las destrezas aereas que esta pequeña realiza a su antojo.

Seguramente has notado sus acrobacias en un lánguido día de verano: quizás en algún lugar entre la maleza a orillas de un estanque, su lugar favorito para cazar.

O quizás se topó con un par de brillantes libélulas verdes entrelazadas que vuelan como si fueran una sola sobre las aguas turbias y, mientras el macho sujeta a la hembra, salen disparadas hacia adelante, luego hacia atrás, luego hacia arriba con una agilidad aérea con la que nosotros los humanos, aunque capaces de volar en helicópteros, tan sólo podemos soñar.

No permitas que te engañen. Las alas de una libélula pueden parecer débiles pero son fuertísimas. Muchas pueden seguir su rumbo aun cuando hace mucho viento. No se rinden facilmente lo que las convierte en insectos poderosos que esconden su fortaleza tras su indefenza y bella apariencia.

Hay veces donde lo escencial es invisible a los ojos.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario