miércoles, 2 de febrero de 2011

Sombras...

Y al doblar la esquina pensó que la había perdido. Apoyo su espalda contra la pared mojada tratando de contener su respiración. Llevaba horas caminando por la ciudad huyendo de su sombra, sin embargo aun no estaba tranquilo.

Su cabeza se movía de recuerdo en recuerdo. Creía que jamás podría olvidarla. Aun sentía su perfume en la ropa. Recordó al instante aquella vez que la envolvió bajo su gamulán para protegerla del frió. Un escalofrío recorrió su espalda. Apretó su puño y decidió continuar caminando. La lluvia caía sobre Santiago y los adoquines  de Concha y Toro brillaban por el reflejo de las luces en el pavimento mojado.

Ya no sabía donde esconderse, cerraba los ojos y recordaba el momento en el que ella se marchó. Repetía una y otra vez esa despedida tratando de cambiar algo ¿Cómo podría haber sabido que esa tarde sería la última? El nudo en su garganta casi no lo dejaba respirar. El dolor era la único que le quedaba, lo único que lo hacía recordar que estaba vivo.

Esas calles habían sido cómplices de largas conversaciones caminando de su mano. Ya no sabía donde ir, sus ojos estaban por todas partes. Desde que supo la noticia no había podido dormir, cada vez que lo intentaba se topaba con su sonrisa y cuando la noche estaba en silencio el eco de sus palabras sonaba con más fuerza que nunca dentro de las paredes de su habitación. Sabía que tarde o temprano tendría que regresar pero le aterraba pensar que no la encontraría ahí, nunca más.

Ella se había ido, ese incendio le había quitado a la mujer de su vida pero las llamas no lograron llevarse su recuerdo. ¿Cómo podría arrancarla de su cuerpo? Sus manos habían aprendido de memoria una silueta que ahora solo podría recorrer en sus sueños. No podía volver. Parte de él se había ido con ella.

La banca en la que estaba sentado bajo la lluvia parecía un lugar seguro. De su bolsillo sacó un cigarrillo, lo encendió como buscando una pausa que no logró conseguir. Cada bocanada de humo se mezclaba con el vapor que exhalaba por el frío. Ya no sentía sus dedos, ya no sentía nada.

Apagó el cigarrillo y se puso de pie. Respiró profundo y retomó la marcha. Mientras caminaba otra vez se encontró su sombra siguiéndole el paso. Ya no tenía fuerzas para huir, por lo que siguió caminando sabiendo que no sería la última vez, así que aceptó su compañía en silencio y se perdió entre la bruma.

un punto a parte...






Pensándolo bien, si...eres un punto aparte.

Contigo empezó lo nuevo, lo distinto. Una nueva forma de querer, de sentir.

No eres un final, si no más bien un comienzo.

(Borrador 27/12/10)

Esto es para ti



seré autentica...

transparente como el agua de un lago en un dia claro.

seré fuerte...

fuerte como la roca que nada ni nade podrá romper

seré recta...

recta como el álamo que se yergue en medio de un campo.

y seré sencilla...

sencilla como la alondra que sólo tiene un canto, que lleva al cielo en un impulso de alegría.



Ahora que sabes mi secreto pequeña.....esto es para ti.
Ya lo sabes....solamente grita!